Fragmentos del libro "EL DIARIO DE GINA, ¿UNA CHICA FÁCIL?"
El buda “TÁNTRICO”
Y el deseo se nutre de los preámbulos...
Volvía a besarle y volvía y volvía… Nada más me interesaba, nada más me
preocupaba. Mis manos seguían pegadas a su espalda y mi cuerpo no precisaba ni
quería otra cosa que asegurar el abrigo que hacía ya rato estaba despertando
toda mi sensualidad. Él era un hombre de pelo en pecho y el más mínimo
movimiento producía un roce en mis pechos y lo notaba erguidos, solícitos,
anhelantes. Me sentía rara, jo, pero me sentía tan bien. Notaba el empuje de
mis pezones, levantados como si quisieran reclamar su derecho a ser
importantes. Mi vientre, las curvas de la cintura, las largas y sensibles
rondas que unen la cabeza con los hombros, mi… Uy, me sentía tan húmeda ya, tan
preparada, tan excitada… Los besos aceleraron su ímpetu a medida que la pasión
me iba poseyendo y no pude evitar introducir mi lengua en su boca. No hubo
reparos y muy pronto se produjo un baile interior que acompañaba el compás de
nuestros labios con pinceladas sabias y para nada abstractas. Un vals, un
tango, un rock… ¿Qué más da? La danza de dos lenguas amantes por saberse es
algo tan difícil de explicar, ¿verdad?
De pronto me di cuenta de cuan excitada estaba y me frené. Una sensación
aunada de vergüenza y espanto me sobrecogió y no pude más que apartarme.
-
¿Qué me está pasando? – pregunté
inquieta.
Tántrico me sonrió y respondió a mi pregunta con otra.
-
¿Te parece demasiada cosecha para
tan poca siembra?
-
Sí. Snif. ¿Me perdonas? Debo
parecerte una yo que sé…
Mira que
eres bobita. ¿Aún no lo captaste? Conectamos olores, enlazamos corazones,
igualamos las respiraciones, sensibilizamos las pieles… ¿Te parece poco?
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