Fragmentos del libro "EL DIARIO DE GINA, ¿UNA CHICA FÁCIL?"
El ilustre “KAMASUTRO”
Una experiencia preciosa, pero, cuidado... No resbales!
Una lluvia de agua calentita
comenzó a caer sobre mi cuerpo cuando noté
que me abrazaban por detrás…
-
Cierra los ojos y relájate… - me susurró.
Comenzó a masajearme el cuello, los
hombros, la espalda… No eran sus manos, o sí, pero en una de ellas llevaba una
pastilla grande de jabón y con ella me frotaba en un primer contacto con cada
zona para luego repasar con la otra con una fricción que espumaba a la vez mi
piel y mi excitación. Toda yo olía a… ¿leche? Luego él me contó que ese
producto usado para mi higiene lo había comprado en una herboristería y que
llevaba, entre otras cosas, leche de burra. Que ironía más tonta. ¿verdad?
Al llegar a las nalgas Kamasutro las separó
ligeramente para acceder al ano y poder regalarme un suave amasamiento que
circulaba su entorno mientras con un dedo simplemente saludaba mi interior.
Duró poco, pues luego con las manos me invito a separar un poco las piernas y
adelantó la mano enjabonada desde atrás para iniciar la fricción de mi vagina
mientras con el otro brazo me abrazaba para abajo explorando desde delante el
campo del deseo con sus dedos hasta
localizar mi clítoris para estimularlo…
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